Sábado 28 noviembre 2020

Dev. 28

*Jehová te enviará su bendición sobre tus graneros, y sobre todo aquello en que pusieres tu mano. Deuteronomio 28: 8*

Si nosotros obedecemos al Señor nuestro Dios, Él bendecirá todo aquello que nos da. Las riquezas no son una maldición cuando son bendecidas por el Señor. Cuando los hombres poseen más de lo que requieren para satisfacer su inmediata necesidad, y comienzan a almacenar en graneros, la marchita podredumbre de la avaricia o el estéril endurecimiento del corazón son propensos a acompañar a la acumulación; pero con la bendición de Dios, esto no sucede así. La prudencia ordena el ahorro, la liberalidad gobierna el gasto, la gratitud conserva la consagración, y la alabanza endulza el gozo. Es una gran misericordia contar con la bendición de Dios sobre nuestra caja fuerte, y sobre nuestra cuenta bancaria.

¡Qué favor nos es concedido con la última frase! “Jehová enviará su bendición sobre todo aquello en que pusieres tu mano.” No pondríamos nuestra mano en nada sobre lo que no nos atreviéramos a pedir la bendición de Dios, ni nos pondríamos a hacer nada sin oración y sin fe. ¡Pero qué privilegio es poder esperar la ayuda del Señor en cada actividad!

Algunos hablan de un hombre con suerte: la bendición del Señor es mejor que la suerte. La protección de los grandes no es nada comparada con el favor del Señor. La confianza en uno mismo está muy bien, pero la bendición del Señor es infinitamente mayor que todo el fruto del talento, del genio o del tacto.

*Charles H. Spurgeon. Traducción de Allan Román*

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