Domingo 22 septiembre 2019
Dev. 22 *La respuesta de Dios a la conducta pecaminosa* *Génesis 20:2-6 Y dijo Abraham de Sara su mujer: Es mi hermana. Y Abimelec rey de Gerar envió y tomó a Sara. 3 Pero Dios vino a Abimelec en sueños de noche, y le dijo: He aquí, muerto eres, a causa de la mujer que has tomado, la cual es casada con marido. 4 Mas Abimelec no se había llegado a ella, y dijo: Señor, ¿matarás también al inocente? 5 ¿No me dijo él: Mi hermana es; y ella también dijo: Es mi hermano? Con sencillez de mi corazón y con limpieza de mis manos he hecho esto. 6 Y le dijo Dios en sueños: Yo también sé que con integridad de tu corazón has hecho esto; y yo también te detuve de pecar contra mí, y así no te permití que la tocases.* *A PESAR DE LAS APARIENCIAS,* los perversos no tienen el control de nuestro mundo; Dios lo tiene. ¿Cómo responde nuestro soberano Señor al pecado? A veces, Él permite que el pecado llegue hasta el final. Después del éxodo, el Señor prometió al pueblo de Israel abundantes bendiciones si eran obedientes (Sal 81:10). Cuando desobedecieron una y otra vez, “los entregó a la obstinación de su corazón” (v. 12). Dios permaneció en control, pero eligió dejar que la nación experimentara las consecuencias de la rebelión. Él trata con las personas de la misma manera (Ro 1:24, 28). Pero al dejar fuera al Señor Jesucristo, el resultado final del pecado es la muerte eterna (3:23). Otras veces, Dios detiene completamente la conducta pecaminosa. Cuando Abraham mintió acerca de que Sara era su esposa, el rey de Gerar la trajo a su casa para hacerla de él. La mentira de Abraham —“ ella es mi hermana”— puso al rey en peligro. Dios intervino e impidió que otra acción pecaminosa tuviera lugar. Para los creyentes, Dios limita la intensidad, la gravedad y el tiempo que tenemos para lidiar con las tentaciones (1 Co 10:13). Pero, para quienes han rechazado al Señor Jesucristo, no hay tal promesa. Para creer que el Padre celestial es soberano, debemos aceptar ciertas verdades: sus pensamientos y sus caminos son más altos que los nuestros (Is 55:8-9); Él siempre cumple sus promesas (2 Co 1:20); su carácter perfecto es inmutable (Stg 1:17); y Él tiene control sobre todo, incluyendo tiempos de bendición y de desastre (Is 45:7). La próxima vez que enfrente los efectos del pecado, recuerde estas importantes verdades y busque a Dios con fe. *Devocionales del Dr. Charles F. Stanley* |